La entrada de Croacia en la UE aviva las rutas de los Balcanes

En los pasados días, en el ministerio de Interior de Croacia y en las oficinas de policía nacional se esquivó toda pregunta que pedía más sobre la frontera sureña del país: 1.377 kilómetros cuadrados que a partir del 1 de julio son el confín más largo de la Unión Europea (UE), algo que inquieta tanto en Bruselas como en Zagreb. "Estamos muy ocupados", se justificó una agente ante las insistencias.

El motivo de esto, con toda probabilidad, es que la entrada de Croacia ha avivado las rutas de los Balcanes, de acuerdo con datos oficiales. Según cifras del ministerio de Interior croata, 3.046 extranjeros cruzaron ilegalmente al país en 2011 (+37.1%), siendo la frontera entre Serbia y Croacia la más concurrida (+118%) en 2012, según Frontex.

Un fenómeno que, detrás, tuvo el rostro de carne y hueso de gente vulnerable ­–los afganos y paquistaníes son el colectivo más cuantioso–, que en muchos casos llegaron escondidos en camiones o furgonetas al país y, una vez allí, intentaron la fuga, pasando por Eslovenia (+95% en 2012), hacia otros países europeos. 

"Muchísimos de mis amigos se han ido en estos meses, para evitar ser devueltos en el futuro a Croacia, a raíz de la normativa europea Dublín II", dijo a este periódico P.W.S., un inmigrante nigeriano afincado en Zagreb.

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