La elección de un Papa (III) Al pie del patíbulo
EL
VATICANO
¿Qué están haciendo los
ultratradicionalistas de la Iglesia ahora que el Papa es Jorge Mario
Bergoglio? La pregunta, que puede ser tramposa, es una de las que más se oye en estos días en el Vaticano.
"Están temblando", comentaba esta
semana una fuente vaticana a este medio. "Se quejan del Papa, de cómo
habla y de cómo se viste, de que ha despojado las homilías de toda pomposidad,
de que no quiere vivir en los apartamentos papales y, sobre todo, nadie sabe
qué esconde tras ese aspecto piadoso. Llegan
ciertas voces de Buenos Aires...", continuaba la fuente, que trabaja
cotidianamente en el Vaticano.
No es de
extrañar. De alguna forma, estas inquietudes se evidenciaron ya al día
siguiente de la elección del Papa argentino, evento que sirvió para investigar
cualquier desliz, osadía o torpeza que Bergoglio haya cometido en su pasado.
Tanto
que el diario argentino Página 12, considerado un diario 'de izquierdas',
incluso resucitó a la sucursal argentina de Acción Católica, grupo conocido por sus posiciones de corte
conservador, como fuente para uno de sus artículos de crítica sobre el nuevo
Papa.
"En la Conferencia Episcopal italiana ya
se ha anunciado que en breve habrá
tormenta, cuando toque elegir al nuevo presidente y su equipo de
Gobierno", explicaba otra fuente, cercana al sector progresista de la
Iglesia.
De los lefebvrianos —grupo
ultra-tradicionalista del cismático Marcel Lefebvre, que Benedicto XVI intentó
recuperar, pero no pudo— ni hablar.
Según los analistas, en la mejor hipótesis, el proceso de reunificación entre
éstos y la Iglesia de Roma no estará entre las prioridades del pontificado del
nuevo Papa.
Y eso que Bergoglio no es, ni mucho menos, un personaje que se pueda tachar de progresista. En su juventud, por
ejemplo, se alejó de la Teología de la Liberación. Y, aún así, los teólogos
Hans Kung y Leonardo Boff han aplaudido —casi sin reservas— su elección. Algo
que, dentro de los espesos muros del Vaticano, suscita, sin lugar a dudas, más
sospechas.
Así y
todo, lo que es verdad que, incluso después de su baño mediático, el Papa sigue
cosechando simpatías. Eso sí, entre los comunes mortales que, se registra, cada
vez acuden más a confesarse desde que el Papa les recordó que el catolicismo es
la religión del perdón.
Dos buenas noticias:
ResponderEliminar1) primer y segundo párrafo
2) último párrafo.
Muy buena! Besos!
Una buena aproximación a las grandes expectativas que han caído sobre la cabeza de Francisco, demasiadas tal vez como para que no desilusione a muchos. Bien.
ResponderEliminarRoss
Muchas gracias.
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