Las terapias neocoloniales de Europa para Grecia


ATENAS. - Como tantos inmuebles que albergan la burocracia, el edificio es de un color grisáceo y abunda en grandes ventanas transparentes. Sin embargo, ahí, a pocos metros del Parlamento heleno, se encuentra la bestia negra de los ciudadanos griegos, la llamada "fuerza de ocupación".
O al menos, una de ellas. Se trata de la llamada 'Task Force' enviada por Bruselas para vigilar que se aplique la austeridad en Grecia y se emprendan procesos como las privatizaciones de bienes públicos del Estado, algo que la Unión Europea (UE) ha presentado como necesario para hacer frente a la enorme deuda griega y para revitalizar la economía del país.
"La misión, que fue creada en junio del año pasado y se hizo operativa en septiembre, no le cuesta nada a los contribuyentes griegos y es un programa de ayuda técnica", explica Carlos Martin, el vocero de la Comisión Europea (CE) en Atenas.

Martin sostiene que es de una misión "temporal", con lo cual durará "probablemente 2 ó 3 años, es decir hasta que se cumplan las medidas previstas por el último memorando firmado entre Grecia y la troika (UE, BCE y FMI)", que le otorgaron al país un segundo préstamo de 130 mil millones de euros a cambio de que se apliquen las medidas pactadas.
"La delegación está integrada por 15 funcionarios europeos expertos en varios sectores, que se encuentran en Atenas. A éstos se les llama 'antenas', ya que otros 30 vigilan desde Bruselas", aclara Martin, al agregar que, si el proceso electoral del domingo no altera los planes europeos, también está prevista una ampliación del grupo.
Sin embargo, muchos griegos, entre los que está también el economista Leonidas Vatikiotis, disienten y critican con vehemencia la actuación de este organismo.
"La Task Force es una verdadera fuerza de ocupación que viola la soberanía griega y que actúa como una verdadera institución neocolonial", argumenta Vatikiotis.
El caso es que, según Vatikiotis, la 'ayuda técnica consiste , en la realidad, en que el equipo de expertos de la UE lleve adelante unas medidas de austeridad que ya han fracasado en el intento de revitalizar Grecia ya que, a pesar de que entraron en vigor hace dos años, la economía helena sigue en recesión y, en paralelo, ha aumentado la pobreza y el paro.
"Aunque tampoco hay que subestimar que quieren vender a un precio mucho inferior que el del mercado tierras, infraestructuras, monumentos y paquetes accionarios que pertenecen al pueblo griego", añade Vatikiotis.
Algo que llama la atención es también que el jefe de la Task Force, Horst Reichenbach, es alemán. Esto porque la mayoría de los griegos le achaca precisamente la austeridad que le han sido impuesta al país, (entre otros en salarios y pensiones congeladas, despidos masivos y aumentos de impuestos), a la voluntad de la Cancillera germana, Ángela Merkel.
"Parece hecho a propósito", acusa Vatikiotis, mientras otros analistas como Dimitri Sotiropoulos, el think tank Eliamep de Atenas, opinan que Reichenbach "es una persona driscreta, que ha intentado pasar desapercibido y no responder a las muchas críticas que le han hecho en Grecia".
En verdad, lo que sí marca distancia entre el alto funcionario alemán y sus colegas de la misión de Fondo Monetario Internacional (FMI), que además sólo vienen a Grecia cada tres meses como máximo, es que Reichenbach nunca ha sido acusado de despilfarros.
Por el contrario, según la prensa helena, el entonces director del FMI, Dominique Strauss-Khan, se quejó en 2010 de que sus funcionarios alquilaban un departamento de 250 metros cuadrados en el centro Atenas por el cual se pagaba alquiler de 9 mil 100 euros al mes.
Eso, sin embargo, no es lo que más le duele más. Sino que lo son las recetas por las que Poul Thomsen, el delegado jefe del FMI en Atenas, se hizo famoso desde que en 1987 fue enviado a gestionar la transición de la ex Yugoslavia y que básicamente implican un recorte de la protección que da el Estado a sus ciudadanos. 

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