El derby de la prima de riesgo

ATENAS.- Hay veces en las que la esperanza es lo último que se pierde. En otras, sin embargo, prevalece un pesimismo que trasciende los límites que pueden tener asuntos tan hipotéticamente distantes como un partido de fútbol y unas elecciones políticas.

Así es en estos días en Grecia, donde el griego de la calle ve al partido Alemania-Grecia de esta noche como una derrota anunciada, un epílogo que podría leerse en un libro de literatura clásica y ser la antesala de la enésima humillación proveniente de un país del norte de Europa.

"Esto es David contra Goliat", explicó Jcristos, un escultor ateniense que, mientras enumeraba las secuelas de la crisis financiera en el deporte griego, no dudó en predecir una derrota helena.

"Con el resultado electoral (en el que prevalecieron los partidos que habían sido apoyados por la Unión Europea, entre ellos Alemania), no creo que exista mucho que festejar", coincidió Yorgos Ntais, desempleado desde hace más de dos años y que dijo que, igualmente, mirará la competición.

Y es que, si bien los futbolistas helenos han insistido en no "politizar" el partido, la mayoría de los griegos no desligan al evento e incluso lo relacionan con la histórica rivalidad que remonta a la ocupación nazi de la Segunda Guerra Mundial.

Y es que, si bien los jugadores helenos han insistido en no "politizar" el partido, la mayoría de los griegos no desligan al evento, no sólo de la más reciente actualidad, sino también de una histórica rivalidad que remonta a la ocupación nazi del país, ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial y considerada una de las cruentas de ese período.

"Será un partido difícil y creo que, al final, ganará Alemania. Ellos siempre salen vencedores. Siempre, siempre", recalcó un policía que sacudía la cabeza al oír hablar de unos 90 minutos que, dijo, "le helarán la sangre".

Claro está, hay quién también lo ve como un partido cualquiera. "No me gusta mezclar la política con el deporte. Y no creo que será así que nos vengaremos de ellos", explicó Katerina, quien, aún así, no apostaría por Grecia. "Casi imposible vencer".