El mortífero acuerdo de Berlusconi con Gadafi
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Roma.- Jornadas al sol bebiendo su propia orina para sobrevivir, viendo los cuerpos inánimes de sus compañeros y sus familiares apagarse lentamente, soñando la anhelada Europa y luego, siendo expulsados en alta mar para acabar en cárceles de la Libia de Muammar Gadafi, bajo discutibles condiciones higiénicas y privados de sus derechos humanos más fundamentales.
El documental "Mar Cerrado" (Mare chiuso, en italiano), una producción independiente de Stefano Liberti y Andrea Segre que acaba de ser estrenada en Italia, muestra las vivencias de un grupo de somalíes, etíopes y eritreos a quienes las autoridades italianas, bajo el Gobierno de Silvio Berlusconi, les negaron asilo político y fueron entregados al régimen de Gadafi.
En 2008, Berlusconi, buscaba contentar a sus xenófobos socios de la Liga Norte (sin los cuales no tenía la mayoría en el Parlamento) y decidió firmar el llamado Tratado de Amistad con el difunto dictador libio.
El documento planteaba las expulsiones en alta mar de inmigrantes provenientes del norte de África. A cambio, Gaddafi recibió 5 mil millones de euros de indemnización por la época colonial.El 6 de mayo de 2009, la Marina italiana localizó en aguas internacionales en el sur de la isla italiana de Lampedusa un bote con 200 inmigrantes en fuga.
A bordo, había hombres adultos, pero también ancianos, mujeres y niños. Sin embargo, en lugar de atenderlos, los soldados italianos recibieron una llamada telefónica proveniente de Roma y mediante la cual se les ordenó entregarlos a Libia.
Con esa comunicación comenzó la práctica, por la cual Italia fue condenada el 23 de febrero por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo por haber violado el artículo 3 de la Convención de Derechos Humanos relativo al trato degradante y la tortura y fue obligada a una compensación de 15 mil euros así como los gastos del juicio a 22 de las 24 víctimas que presentaron demanda.
Quizá sea de poco consuelo para aquellos que vieron a sus amigos morir y que, después de saber que serían entregados a Libia, intentaron suicidarse, arrojándose al agua y fueron golpeados con palos para que no desembarcaran.
Muchos de ellos, según relata el documental, ya conocían las prisiones libias, donde los tendrían atados boca arriba a pleno sol, serían torturados con descargas con cables eléctricos, uñas arrancadas con pinzas, latigazos con cadenas y escasa agua potable.
"Fueron tratados como paquetes, o peor, porque los paquetes son registrados y tienen un control. Es una sentencia muy importante porque por primera vez rechaza las expulsiones colectivas", explicó en Roma, en la proyección mundial de la película, uno de los abogados, Anton Giulio Lana.
La historia trascendió gracias a dos periodistas de Paris Match quienes, por casualidad, ese 6 de mayo acompañaban a la Marina italiana en sus habituales operativos en alta mar.
Las imágenes que grabaron, y cuya existencia presuntamente desconocía la persona que ordenó entregar los inmigrantes a Libia, muestran todo lo que aconteció en la patera.
Tras este caso, se calcula que hubo entre ocho y nueve expulsiones en una situación similar a lo largo de 2009. Según estimaciones de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), al menos un millar de personas pasó por los mismos abusos que los viajeros de aquella embarcación.
Pero no existen cifras oficiales porque el Gobierno italiano no las ha proporcionado.
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