(Des)hechos veraniegos



ROMA .- En este candente verano europeo, y no tanto por las temperaturas sino por los vaivenes de los mercados y los efectos de la guerra en Libia, una serie de noticias de trasfondo moral y sexual han pasado desapercibidas en Italia.
La primera remonta a la semana pasada y tiene como protagonista a una mujer italiana, de poco más de 40 años, que le arrancó el niqab, el velo islámico que cubre hasta las rodillas y deja libres solo los ojos, a dos musulmanas.
"Me daís miedo. ¡Está prohibido por la ley!", les habría dicho, según testigos.
El caso tiene su giro de tuerca pues la agresora, anónima para la cronista, habría mal interpretado una noticia que pasado 3 de agosto lucía en todas las primeras páginas de los diarios italianos, y que luego fue retomada por la prensa internacional.

Se trataba exactamente de una propuesta de ley que establece que las mujeres no pueden taparse el rostro, una norma similar a la normativa que entró en vigor en abril en Francia. Con una diferencia: la ley en Italia sólo fue aprobada, de momento, por la comisión constitucional de la Cámara de Diputados y aún le falta un largo proceso en su íter legislativo para convertirse en ley.
Cuestión es que la noticia de la agresora se suma a una segunda información, en la que también se habla de intolerancia y que es fruto de un informe de la organización de cultura homosexual Arcigay.
Según esa fuente, en los últimos dos años se duplicaron las agresiones a homosexuales y transexuales en Roma, más aún las dirigidas a trabajadores sexuales de estas tendencias.
Todo esto, claro está, mientras la bolsa de Milán se tambalea un día sí y el otro también y misiles libios vagantes caen a 2 kilómetros de buques italianos que operan en el marco de la Otan.

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