El fantasma del rey Jerjes I "agobia" a Grecia

ATENAS. –  El olor a sudor se hace más intenso y Yorgos no se resiste a bromear. “Han caminado tres días, apestan”, dice en un castellano plagado por españolismos y a ratos salpicado por coloquialismos latinoamericanos mientras se improvisa intérprete en medio de un grupo de 30 espartanos que se han pasado tres días caminando para llegar hasta Atenas y manifestar su indignación.

Yorgos tiene 34 años, es un antropológo y un cooperante, habla cinco idiomas, y ahora que está desempleado se pasa los días en la plaza Syntagma, núcleo de las protesta griega desde hace más de un mes y donde esta semana enfrentamientos con la policía dejaron un saldo de 148 heridos y 43 personas detenidas tras que el Parlamento aprobara el duro plan de ajustes solicitado por el Unión Europea y los organismos internacionales.
“Son espartanos, son toscos y sin rodeos pero batalleros”, afirma el joven ateniense en un tono sarcástico que aleja la tensión del momento a épocas más remotas.
Pocas anédoctas, en la historia del hombre, han logrado encarnar el poder del patriotismo como la histórica batalla de las Termófilas, cuando durante dos días 300 soldados comandados por rey espartano Leónidas I lograron bloquear el avance de los más de 300.000 integrantes del ejército persas de Jerjes I. Todo para salvar a Grecia.
“Es en nombre de esa batalla que han venido desde Esparta a pie, porque creen que deben salvar a toda la Grecia”, me susurra Yorgos, mientras se aparta entrando en una callejuela aledaña a la plaza, donde jóvenes de su misma edad beben y cenan como si la plaza Syntagma fuese una realidad paralela. “¿Los ves? Están aquí. Nada cambiará así, ¿de qué revolución estamos hablando?”.
Cuando empezó la tormenta griega, allá por 2010, nadie se imaginaba que acabaría siendo tan grave. Poco después, empezaron a caer las mentiras y se desveló un país que tiene una deuda exterior de 340.000 milllones (30.000 por cada uno de los 10 millones de griegos).
En este escenario, hoy, la mayoría de los griegos rebasan de rabia por los ajustes que se les exigen. Pero sobre las responsabilidades, la situación es diferente. Están los que opinan que la culpa la tiene exclusivamente los políticos. Y luego están los otros, los que culpan los alemanes, los bancos, las agencias como Moody’s y Goldman & Sachs. El rey Jerjes I ha regresado.



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