BANJUL (Gambia) / 24 horas con la malaria


(noviembre 2009)
Son las 8:00 horas de la mañana. Suena el despertador como siempre, pero hoy no es un día normal. Hoy, hay que rociarse con el repelente y vestirse con pantalones y chaquetas largas. Hoy, antes de salir, hay que evitar el perfume e ingerir la pastilla.
Hoy podría ser un día cualquiera para un turista que visite uno de los 45 países de África, como Gambia considerados zonas endémicas de Malaria.

"Los turistas llegan muy asustados, pero no entienden la suerte que tienen", asegura María, una española que posee un restaurante en Gambia desde hace cuatro años. "Yo ya todos los años tengo malaria; pero, no me asusto más", asegura.
María tiene razón, pero ella también es afortunada. En el próximo minuto, el tiempo medio de lectura de este artículo, no será una de esas dos madres que perderán a su hijo en el mundo.
Pero así será para más de un millón de padres, la mayoría de África, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2006, los últimos datos disponibles de esa organización, hubo 247 millones de casos de paludismo o malaria, los dos nombres por los cuales se conoce esta enfermedad, que es letal sin prevención.
"Los momentos más peligrosos son el amanecer y el atardecer, que es cuándo salen todos los mosquitos", dice Ousman, taxista de profesión.
Son las 20:00 horas. Es la hora de la comida y de ingerir la pastilla Malarone, unas de las que se aconsejan contra la malaria. Las famélicas hembras de mosquitos del género Anopheles no se ven, pero se acaban de despertar.

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