Nigeria y la construcción de un conflicto religioso

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Los medios de comunicación de masa, con toda probabilidad, olvidarán pronto al italiano Franco Lamolinara y al británico Chris McManus, los ingenieros de la empresa italiana Stabilini que permanecían secuestrados desde mayo pasado y que fueron asesinados la pasada semana en Nigeria.

Sin embargo, sus muertes, ocurridas durante un intento fallido de rescate del ejército nigeriano y del cuerpo de élite inglés SBS (Special Boat Service) contra presuntos integrantes del grupo terrorista nigeriano Boko Haram, se enmarcan en un contexto más complejo sobre el que algunas oenegés están informando desde hace tiempo. Lamentablemente, sin mucho éxito.


Nigeria, donde los dos técnicos encontraron la muerte, en circunstancias obscuras, por la acción de extremistas islámicos, era hasta hace poco una nación aleja a los conflictos religiosos. Esto gracias a la estructura sociogeográfica existente en el país, donde los musulmanes viven en el norte cultivando tierras y los cristianos en el sur explotando el petróleo y ambos constituyen la práctica mitad de la población.
Los problemas surgieron, sin embargo, con la aparición de la secta islámica radical Boko Haram. Vinculada a Al Qaeda y a los piratas somalíes, desde el principio, sus violencias fueron condenadas por oenegés musulmanas nigerianas y la Iglesia católica local. Muslim Right Concern los ha calificado como "movimiento calculado para desatar una guerra religiosa”, mientras que John Olorufemi Onayekan, obispo de Abuja, la capital, dijo que "los  atentados no detendrán el diálogo con los musulmanes".
El obispo Onayekan ha sido aún más claro. "La cultura de estos extremistas no es nigeriana, sino del terrorismo internacional (...) Hay quien afirma que algunos de ellos adquirieron experiencias en los campos de adiestramiento con los talibanes y AlQaeda, en Afghanistán y en el norte de Pakistán", explicó el obispo en una reciente entrevista concedida al semanario católico 30 días.
"Tienen razón quienes especulan sobre las intenciones del grupo Boko Haram, cuyo objetivo sería exactamente provocar la reacción armada de los cristianos, y, por consiguiente, el caos y el fin de la Nigeria que hoy conocemos", agregó.
 Aún así, y esto también refuerza las tesis de quién ve una mano extranjera en la creación de un conflicto en el país, cada vez más, y cada vez de forma más sistemática, las milicias de Boko Haram ha tenido en la mira a las comunidades cristianas locales y a instalaciones del Gobierno del presidente Goodluck Ebele Azikiwe Jonathan, que es cristiano.
El último atentado presublemente a manos de este grupo, antes de la muerte de los dos técnicos europeos, ocurrió el pasado 7 de febrero en la ciudad de Kaduna, en el norte del país, donde simultáneamente se produjeron múltiples ataques dinamiteros. 
En 2011, en cambio, los miembros de esta organización han sido señalados como responsables de al menos dos graves atentados en la capital. Uno, el 16 de junio, contra el jefe de la policía nigeriana, y otro el 26 agosto contra las oficinas de la ONU en ese país. Así como también se cree que están detrás de la ola de ataques contra cristianos de los pasados meses de diciembre y enero.
Lo cual, de acuerdo con un reciente informe de los Servicios Secretos Italianos, demuestra que los Boko Haram, tienen "elevadas capacidades operativas", motivo por el cual se cree que el grupo "continuará a planificar actos terroristas" también en el sur del país, donde están los yacimientos petroleros.
El origen del recrudecimiento remonta a 2009, cuando el ejército nigeriano realizó un increíble operativo en que murieron 800 integrantes de este grupo surgido en 2002 y tras lo cual se intensificaron los actos de violencia de éste.
El resultado es que ya han muerto 700 personas y que, ahora, podría estar en vilo también la floreciente economía del país, cuyo PIB creció un 8 por ciento en 2010.

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