Los islamistas de Ghannouchi





TÚNEZ. - En medio del ruidoso mitin, Fatma agita la grácil figura de su hijo dejándolo a la merced de los cámara y de los fotógrafos. Flash, flash, flash. El niño, que no debe de tener más de cinco años, se ríe, y muestra con orgullo los adhesivos del partido islamista Ennahdha que tiene colgando en casi todo el cuerpo.
Es el último día de la campaña electoral para las elecciones tunecinas del domingo y el Estadio de Ben Arus, alquilado para la ocasión en una de los barrios más populares de Túnez, está lleno de informadores locales y extranjeros que el plató islamista observa con curiosidad.

"Es el circo de la democracia", dice Henda, una señora más avanzada en edad, mientras un cómico contratado por los organizadores alivia el discurso político contando chistes sobre los otros candidatos.
Pocos metros más allá, Receb se cuelga de la camisa de una periodista. "¿De la tele France 24?", pregunta en un francés tan mal hablado que tiene que intervenir una intérprete. "¿Me deja su número de teléfono?".
Tres jóvenes adolescentes vestidas con prendas humildes son las estrellas de la tarde. Sentadas en la primera fila, no tienen más de 14, 15 años. Una de ellas luce unos bellísimos ojos verdes que recuerdan la famosa fotografía de la niña afgana.
Sonríen, gritan y cantan sin frenos. ¡Allahu akbar!, ¡Allahu akbar! (Dios es grande)", sueltan de rato en rato. Otros jóvenes ondean entusiastas banderas de Libia en una forma que recuerda el típico espectáculo de las canchas de fútbol.  
"Es una gran emoción después de tantos años poder finalmente votar por Ennadha", dice Handi Zouari, un ingeniero que asegura haber permanecido en prisión 10 años durante el régimen del derrocado Zine Al Bidin Ben Alí.
El carisma que el líder Rached Ghannouchi atesora sobre los suyos es innegable. A cada uno de sus gestos, la multitud se levanta y lo aplaude. Al evento ha venido junto a sus lugartenientes, pero también llamó a una de las poquísimas candidatas que presenta su partido y que, a diferencia de la mayoría de las mujeres allí presentes, aparece sin el velo islámico.
"Es un momento histórico, cambiará el orden de las cosas", dice, mientras explica que el pueblo tunecino no se dejará "robar" la revolución.
"Somos muchos. ¡Vayan a votar! Es vuestro deber político y religioso", recalca Ghannouchi, con lenguaje lleno de eslóganes y frases breves y simples.
"Gracias a la revolución, Túnez llegó hasta Wall Street, pasando por Australia y Europa", alardea, refiriéndose a la inspiración que los indignados tomaron de las revueltas árabes.
"Ahora el pueblo quiere Ennahdha de nuevo", concluye, disolviendo el encuentro mientras los imanes llaman al penúltimo rezo del día.    

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